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Hamburgo, 30 de abril

Vengo de ver a Karate, uno de mis grupos favoritos.

Cuando éramos unos críos, una banda nos hizo sentir especiales casi por primera vez: se llamaban Karate y no sabíamos muy bien dónde colocarlos. Sus canciones lentas, a medio camino entre el slowcore, el jazz y el blues (sin llegar a ser ninguna de estas cosas), se colaron entre cintas de cassette de Fugazi, Breach o Sunny Day Real Estate. No hicimos preguntas. Nos llegaban ecos de sus hazañas en fanzines que traducíamos como podíamos y sus discos eran casi imposibles de conseguir. Hasta que los conseguimos.

La primera vez que pude verles en directo fue el 8 de marzo de 2002 en el Knitting Factory de Nueva York, en una de las noches más frías de aquel invierno. Compartían cartel con Rainer María y Owen, el proyecto en solitario de Mike Kinsella de Cap’n Jazz. En la sala de arriba del club –desaparecido hace ya años–, unos tales Yeah Yeah Yeahs presentaban su primer EP en 10” para Touch & Go. No teníamos móviles, pensábamos que el mundo era enorme y andábamos sin rumbo por las calles. Apenas un año después tocaron en Siroco con A Room With A View, en el concierto más multitudinario de la historia de la sala. Todos los raros de España acudimos a la cita con el trío de Boston, que se presentaban por primera vez en Madrid. Muchos se quedaron en la puerta. Otros lograron escuchar el concierto desde las escaleras, sin ver nada. Una chica se desmayó y la sacaron como pudieron. Años más tarde la conocí y nos hicimos novios. No acabó demasiado bien esa historia. O sí, porque me dio para escribir Peores cosas pasan en el mar.

Hubo una tercera vez en la sala El Sol –con mi querida Ainara Legardon de telonera–, pero aquella actuación no alcanzó, ni mucho menos, la emoción de las veces anteriores. En 2005 anunciaron su separación y nadie pensó que habría una segunda parte. Pero la hay. Y no suelo ser de esos, pero creo que hoy he estado en el mejor concierto de Karate de todos los que he visto. Y eso es muchísimo. Muchísimo. De verdad.

HEARTCORE siempre será gratis. Sin embargo, si te gusta mucho y quieres apoyar el proyecto con una suscripción, puedes hacerlo a partir de 5€ al mes. Es muy poco dinero para lo que se ofrece, si me preguntan.

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