Textos robados #4: 'Épica indescriptible: La historia de Bedhead' (1/2)
Texto incluido en la reedición de la discografía de Bedhead, '1992-1998' (Numero Group, 2014), escrito por Matthew Gallaway.
[Este texto es mío] Ninguna reedición debería pasar del notable al sobresaliente si no incluye un ensayo sobre el disco o la banda protagonista. Lo saben los sellos, lo saben las bandas y artistas y lo sabemos, sobre todo, los que pagamos por ellas. Textos kilométricos donde bucear entre y sobre las líneas, saboreando la nueva información revelada o los datos que ya sabíamos pero que teníamos mezclados por una cuestión de desmemoria o de mera saturación. Textos que nos obligan a parar y a entender la dimensión de obras que supusieron un cambio, por pequeño que fuera, en las escenas que las vieron nacer. Bedhead fueron una banda de Dallas (Texas, EE.UU), activa de 1991 a 1998, que dejaron a su paso tres LPs y un puñado de singles. Como siempre ocurre, el (pequeño) mundo del underground se rindió ante ellos cuando ya era demasiado tarde.
I.
Bedhead comenzó con dos hermanos, los Kadane. Bubba, dos años mayor que Matt, procedían de Wichita Falls, una pequeña ciudad de Texas, a unos 200 kilómetros al noroeste de Dallas. La ciudad ofrecía una mezcla suburbana de conformidad/ inconformidad al estilo de Dazed and Confused y The Breakfast Club, infundida con un elemento de lo que sea que hace de Texas un estado mental, además de un estado.
En parte porque a su padre le encantaba tocar la batería, los Kadane crecieron con la música en casa. Matt recibió lecciones de piano y Bubba se centró en la guitarra. “Desde que éramos adolescentes”, recuerda Bubba, “todo lo que queríamos hacer era tener una banda. Intentamos de todo, desde aprender a tocar y escribir música como una banda de dos personas en mi habitación durante la secundaria, hasta juntarnos con otros chicos locales que apenas sabían tocar sus instrumentos”.
Los Kadane terminaron en Dallas, donde trabajaron con músicos como el batería Misch McKay (también de Wichita Falls y, más tarde, de la banda Macha) y, por extraño que parezca, Martie Erwin de las Dixie Chicks. Durante este período, los Kadane continuaron escribiendo canciones, algunas de las cuales terminarían en su primer álbum, y experimentando con la instrumentación.
Para 1988-1989, estaban tocando Dead Language (que aparecería cinco años después en el 4SongEP), Unfinished (de WhatFunLifeWas) y I’m Not Here (cara B del 7” de 1993). Martie tocó el violín con ellos durante un año antes de que, en palabras de Bubba, “nos dejara por el gran momento del C&W (Country & Western).” Pero tocar con un violín abrió algunas posibilidades de las que no estaban dispuestos a desprenderse.
Cuando Martie se fue, los Kadane añadieron una viola y un nuevo baterista al grupo después de que Matt conociera a Trini Martínez a través de un amigo en común. “La primera vez que escuché a Trini tocar fue con la banda del Richland Community College”, cuenta Matt. “Era un grupo de unos 30 hombres de setenta años, todos vestidos con chaquetas de traje blanco y tocando jazz para big band. Trini se sentaba en el medio del grupo, leyendo partituras de batería mientras tocaba cosas como la canción principal de la Pantera Rosa. Todo tenía un aire del Rat Pack, y Trini, cuyo tío es Trini López, se sentía igual de a gusto allí que en una banda de rock”.
Con Martínez a bordo, surgieron varias permutaciones de instrumentos, miembros de la banda y nombres. “Había visto la versión anterior de la banda”, cuenta Robert Wilonsky, un escritor de Dallas, “que tenía una viola, y pensé: ‘Oh, Velvet Underground’. Pero esa banda fue solo el punto de partida de los Kadane”.
Incluso antes de fundar Bedhead, ya estaban trabajando en canciones como Foaming Love, Living Well y Liferaft, gran parte de lo que más tarde se convertiría en WhatFunLifeWas [NdT: el primer LP de Bedhead, de 1994]. Bubba y Matt pasaban horas rehaciendo canciones, descomponiéndolas hasta sus elementos esenciales, buscando el tempo perfecto para darles espacio para que pudieran respirar mientras mantenían suficiente peso, junto con una tensión y liberación naturales. Pero también empezaron a pensar que tener una viola en cada canción era demasiado, “una novedad añadida”, en palabras de Bubba. Matt, Bubba y Martínez conocieron a Kris Wheat y Tench Coxe en esa época y decidieron formar una nueva banda con la idea de usar tres guitarras, y que Tench, más o menos, asumiera el papel que antes desempeñaba la viola.
Antes de unirse a los Kadane, Tench tenía una larga historia en la escena musical de Dallas. A principios de los años 80, cuando tenía solo 16 años, formó una banda llamada The End, y durante el resto de la década fue un héroe del rock en la ciudad, conocido no solo por su habilidad técnica, sino también por sus teatralidades al estilo de Pete Townshend, haciendo molinetes, saltando de amplificadores y ensangrentándose las manos mientras tocaba. Para cuando Bedhead se estaba formando, Tench se había vuelto más introvertido, como recordó Matt. "Era complicado, pero tenía algo que ver con el hecho de que su padre había muerto de cáncer, solo unos meses después del nuestro". Cualquiera que fuera la razón exacta, la disposición de Tench para asumir un papel más complementario fue crucial para evitar que una banda con tres guitarras se volviera autocomplaciente, especialmente cuando tocaban en vivo, y su disposición para unirse al joven grupo fue un gran impulso para la credibilidad temprana de Bedhead. "Si había diez personas en la sala en lugar de dos en un concierto temprano en Dallas, era porque Tench tocaba en la banda".
Kris Wheat, en contraste, carecía de experiencia. Su primer intento con Bedhead, a la guitarra, fue un desastre. “No sabía los nombres de las notas”, rememora Matt, “y tardaba unos cinco segundos pasar de un acorde a otro. Pero tenía ritmo cuando su mano izquierda finalmente aterrizaba en el lugar correcto, y realmente quería formar parte de la banda. Dos meses después, lo intentamos de nuevo, esta vez con el bajo, y tocamos Bedside Table, que tiene una línea bastante complicada. La tocó casi perfecta. Un amigo en común me dijo después que Wheat había practicado algo así como cinco horas al día durante esos dos meses entre una prueba y otra”.
El nuevo grupo, aún sin nombre, tocó muchos conciertos en Dallas a principios de los 90. No siempre fue fácil para Bedhead encajar. A finales de los 80 y principios de los 90, la mayoría de las bandas en Texas estaban enfocadas en el hardcore, el punk rock y el rockabilly. Bandas como los Butthole Surfers experimentaban con el rock psicodélico y de performance, pero nadie tocaba música lenta y metódica al estilo de Bedhead. La naturaleza singular del conjunto los marcaría a lo largo de su historia; incluso en Trance Syndicate, el sello con sede en Texas que lanzó la mayor parte de su música, Bedhead seguía siendo imposible de encasillar, al menos en términos equivalentes a otras bandas de rock que en ese momento eran populares.
II.
En 1991, la formación estaba completa. "Estoy seguro de que nos preguntamos por qué no habíamos pensado en usar tres guitarras antes", comenta Bubba, "pero sabíamos lo importante que era el proceso de aprendizaje de casi una década para llegar a ese punto. A partir de entonces, aparte de un poco de glockenspiel y algún que otro teclado, todo lo que hicimos se centró en la guitarra eléctrica y la percusión".
Mientras tanto, otras piezas clave fueron encajando. Primero fue un espacio donde ensayar. "Cuando Bedhead empezó", recuerda Matt, "quería un lugar para vivir donde también pudiéramos practicar y grabar, así que convencí a mi buen amigo Nick Ruth, un pintor que vivía en Austin en ese momento, para que se mudara conmigo a un almacén al este de Dallas. Encontré un lugar que era perfecto pero demasiado caro, así que tuvimos que aceptar tres compañeros adicionales. Con desprecio por la forma en que se estaba utilizando la palabra 'alternativa' en ese momento, llamamos a este lugar la 'sede alternativa'".
"Grabamos nuestros dos primeros singles allí y un montón de cosas más", dice Matt. "Ahí fue donde experimentamos con nuestro sonido; donde nos dimos cuenta de cuánto espacio queríamos que tuviera la música en la grabación y, si era posible, en vivo. Ahí fue donde nos unimos, donde todos podíamos pasar tanto rato como quisiéramos y hacer lo que nos diera la gana. Y fue crucial para la etapa formativa de la banda el hecho de que pudiéramos vivir con la música tan a mano".
El primer concierto de Bedhead fue en enero de 1992, en el vestíbulo de un cine en Austin, donde la noche siguiente –tal y como recuerda Matt–, la banda "fue a ver a My Bloody Valentine en la gira de Loveless y se sintieron... sónicamente revueltos".
Los singles Bedside Table/ Living Well (editado en 1992 en una tirada de 1000 copias) y The Rest of the Day/ I’m Not Here (1993, tirada de 2000) fueron reseñados por Melody Maker, NME y algunas otras revistas que ya no existen. Ambos sencillos se agotaron en un mes o dos después su lanzamiento.
Más que cualquier otra grabación de Bedhead, los 7” se adscriben a un sonido indie de principios de los años 90: capas de guitarras, bajo hipnótico, voces enterradas y calidad lo-fi, pero mucho más iluminador en el contexto de la evolución de la banda. Tres de aquellas canciones aparecieron más tarde en versiones muy pulidas en los LPs siguientes.
Si bien todos los rasgos distintivos de Bedhead están presentes en esos singles, la banda todavía suena joven e impresionable. Los tempos se sienten un poco apresurados, los cambios dinámicos son más agresivos y las influencias no están completamente digeridas. Aún así, como los borradores de trabajo de futuras obras maestras, los sencillos son un testimonio de la promesa que suponían Bedhead y de hasta dónde estaban dispuestos a llegar para alcanzar lo que querían. Robert Wilonsky: "Tan pronto como escuché Bedside Table y Living Well, el primer single de Direct Hit, supe que Bedhead era Esa Banda, aunque para mí nunca fue una cuestión de la mejor banda o la más importante, sino el grupo sin el que ya no podía vivir".
Bedhead fueron extraordinariamente pacientes, si consideramos que pasaron dos años ensayando y tocando tantos conciertos como pudieran, tanto en Ft. Worth como en Dallas, antes de grabar WhatFunLifeWas. Un factor clave fue un club en Ft. Worth de nombre Mad Hatter’s, que fue reservado por Josh Robertson, quien se convirtió en el manager de facto de la banda.
III.
“Trabajamos en un par de shows que había programado en mi club, Mad Hatter’s, a principios de los años 90, que fue el primer lugar donde Bedhead realmente despegó,” cuenta Robertson. “El público en Fort Worth solía hacer cola fuera de la sala con almohadas y mantas para ver sus conciertos. A menudo pienso en la vez que un amigo militar vino a ver a Bedhead y se pasó todo el set llorando. La banda podía hacer que los tipos más duros del hardcore se emocionaran hasta las lágrimas.”
Mad Hatter’s también fue donde conocieron a King Coffey, dueño de Trance Syndicate. Coffey era de Ft. Worth y tocó la batería en los 80 en una banda de hardcore llamada Hugh Beaumont Experience antes de unirse a los Butthole Surfers. Con su socio Craig Stewart, fundó Trance en 1990 y centró su atención en artistas de Texas. Al grupo la idea le gustó de inmediato y cuando ofreció editar sus discos, Matt dijo: “Nunca pensamos en buscar otro sello. En ese momento, era importante para nosotros ser parte de un sello de Texas, y entre las discográficas con alcance nacional, Trance era la indicada.”
Por su parte, Coffey no estaba preocupado por el hecho de que la banda no sonara como nadie más del sello. “Me gustaba la idea de que eran muy atípicos en comparación con un lanzamiento estándar de Trance, incluso en cuestiones de diseño. Bedhead hacían una declaración audaz, no solo musical, sino visual, con una carpeta muy simple de color beige. La mayoría de los lanzamientos de Trance eran muy llamativos, cosas muy evidentes. Bedhead también preguntó si podían rediseñar el logo de la cobra de siete cabezas de Trance porque realmente no parecía encajar con su concepto gráfico”. Firmó a la banda con un contrato de tres discos. “Al principio, pensé, ‘Hombre, van a grabar un álbum y luego se irán a una major’, así que les pedí que hicieran tres álbumes con nosotros. Resultó que lo hicieron. De hecho, recibieron ofertas de otros sellos, pero Trance era donde querían estar.”
Durante este mismo período, la banda tocó en varios lugares diferentes de Dallas, siendo el más importante Clearview, que fue reservado por Chris Motley. “Recuerdo la predisposición de la banda para trabajar cuándo y dónde fuera,” señala Motley. “Hice que Bedhead abrieran más shows que cualquier otra banda. Hubo veces en las que llamé a Bubba un par de horas antes de la hora del concierto rogándole que vinieran a tocar.”
Tocar tantos shows—muchos de ellos de último minuto—fue importante para el desarrollo de Bedhead. Algunos de estos conciertos pusieron a la banda frente a mucha gente, a menudo poco receptiva. Otras veces tocaban para diez personas. Pero en ambos casos, en palabras de Matt: “Desarrollamos nuestro sentido de cómo lidiar con la indiferencia y cómo tocar para nosotros. Estoy bastante seguro de que de estas experiencias tempranas adquirí el hábito de darme la vuelta para enfrentarme al público solo cuando tenía que cantar. De lo contrario, quería estar en el escenario con todos los demás, viendo lo que estaban tocando, sonriendo cuando las cosas salían bien, riendo cuando no, tal como en los ensayos, que nunca quise distinguir de las actuaciones con público.”
La banda grabó WhatFunLifeWas durante el verano de 1993 y se lanzó en abril de 1994. La razón por la que tomó tanto tiempo fue porque, como ocurriría con el resto de LPs posteriores, hubo un comienzo en falso. Grabaron más de la mitad del LP con técnicas de micrófono confusas y enfoques diferentes. Poco convencidos con el resultado, volvieron a empezar de nuevo.
Paul Quigg, que había terminado de montar un estudio de grabación en el antiguo taller de vestuario de la Ópera de Dallas, recordó haber dirigido las sesiones para lo que se convertiría en la versión final del disco. "La música de Bedhead era muy hermosa y esperaba con ansias el desafío de capturarla de manera honesta", cuenta Quigg. "El equipo que tenía era bastante modesto. Debido a la naturaleza única del estilo de hablar/cantar de Matt, grabar las voces también fue una tarea ardua. Construimos un iglú improvisado donde él se metía y grababa sus tomas tumbado boca arriba".
El presupuesto para este primer LP fue de 3000 dólares. "$3000 no estaría mal si hubiéramos grabado el disco en unos pocos días o incluso en una semana", reconoce Matt, "pero se alargó durante meses, en parte debido a los problemas técnicos que surgían porque nunca estaba satisfecho con mis voces. Las hice una y otra vez".
Mezclar las canciones también fue un desafío serio. "Fue casi imposible", admite Matt. "Usamos unas 15 pistas para capturar alguna versión del sonido en vivo de la sala y la decimosexta para las voces. Este era el enfoque que habíamos tomado con la grabadora de cuatro pistas en la sede: tres pistas para la música y una cuarta para las voces. Pero tener una versión ligeramente diferente de la misma canción en 15 pistas en lugar de tres fue abrumador en la etapa de mezcla. Admito que nos metí en una lío al pensar que podíamos hacer en el estudio lo mismo que habíamos hecho en casa. Bubba nos salvó al persistir con la mezcla mucho después de que yo perdiera la esperanza. Y Paul, por suerte, no nos echó después de seis meses".
En 1993, meses antes del lanzamiento de WhatFunLifeWas, ya había gente más allá de Dallas que estaba tomando nota de Bedhead. Chris Brokaw—entonces de gira con Come—recuerda haber visto a la banda en Fort Worth. "Fuimos a tocar a este sitio llamado Mad Hatter’s y veo que los teloneros son unos tales Bedhead, lo cual me parece gracioso y decido verlos. En 10 minutos me doy cuenta de que no solo son la mejor banda local con la que hemos tocado, sino que en realidad son un grupazo. En sus canciones ocurrían cosas increíbles y verles tocar es fascinante: parecen pacientes y metódicos mientras sus canciones se despliegan y explotan lentamente ante ti".
"Más tarde, invitamos a Bedhead a venir y tocar con nosotros en Boston y Nueva York. En ese momento, éramos lo suficientemente populares como para llenar lugares como TT The Bears, en Cambridge, y CBGB, en Nueva York. Recuerdo estar emocionado por Bedhead y supe de inmediato, especialmente cuando los vi en CBGB, que estaban logrando conectar, que al público realmente le gustaban; podías sentirlo en la sala, ese sentido de descubrimiento comunitario". Unos años después, Brokaw se uniría a los Kadane para tocar la batería en The New Year.
Matt cantó todas las canciones en CBGB. Era callado pero no era, a diferencia de tantas otras bandas de indie rock, tímido, distante o excéntrico, mientras que Bubba estaba en el lado izquierdo del escenario, trabajando su magia discreta usando unos cuantos pedales de efectos. Wheat, en el lado derecho, era alto, anguloso y estoico, anclando la música con su bajo firme y preciso, mientras que Tench estaba casi escondido en el fondo, completamente inmóvil, como un fantasma tocando sus complicados fraseos con dedos de araña, su cabeza oculta detrás de una cortina de largo cabello blanco. Martínez, el único en la banda que no parecía demacrado, golpeaba la batería con una facilidad despreocupada y totalmente alejada de cualquier estética rockera, pero que funcionaba a la perfección dentro de la banda. Aunque no fue un ejercicio de devoción servil, la actuación fue una notable réplica del disco; o, dicho de otro modo, el disco era una notable interpretación de las actuaciones en vivo.