No podemos atrapar el amor, porque el amor es un animal hambriento que no sabe estarse quieto. Todo lo que hemos leído de él es incierto y equívoco porque el amor no es un accidente geográfico, ni un evento astronómico. No sabemos de qué se compone, no hay gráficas, no hay teorías, no hay escuelas de Chicago, no hay algoritmos que puedan ayudar con las predicciones. Para hacer más llevadero el trayecto hemos acordado que existe y, de este modo, hemos aceptado la mentira implícita en todos los pactos. Es un mal menor para el que tenemos herramientas: la literatura, la música, la fotografía, el cine, la poesía, el veneno, todo eso. El arte es un reflejo de la vida que amplifica todavía más sus falsedades. Pero necesitamos esa dosis de engaño, como un placebo perfeccionado durante siglos, para poder llegar al final del día sin perder toda esperanza. Aunque hay noches y noches, porque el amor es un animal salvaje que cuando está hambriento tiene que matar para comer.
Te tuve entre mis labios y entre mis manos. Hablamos una lengua que no es nuestra —la única que encontramos disponible (tú algo peor que yo)— y, aún así, no nos han hecho falta las palabras. Llegaste con el frío y te alejaste antes de que llegase la primavera. Ha sido tan rápido que ni tan siquiera has dejado un eco en el que recrearme. Todo era real, emocionante, inesperado.
“Estoy cayendo”.
“Yo también”.
Y de tanto caer, te rompiste. No te gustó que me cruzara la ciudad cuando más llovía para dejar unas flores en la puerta que da a tu jardín. El mismo en el que casi nos devoramos unos días antes. Te rompiste, pero no fue por el ramo ni por mi osadía. Te rompiste porque no supiste qué hacer con todo lo que iba encerrado en aquel gesto. Porque hacemos ruidos raros al rompernos.
Y desde entonces, el silencio y las señales.
La tecnología al servicio del capricho.
Los dobles sentidos.
La distancia.
Mi incapacidad para no mirarte todo el tiempo.
Me dijiste que era demasiado, pero esta es mi forma de querer y no contemplo cambiarla. Esto es quien soy y, aunque lo intente, no seré capaz de ir poco a poco, de no pensar en planes, de no buscar alguna manera de sorprenderte. No seré capaz de silenciar el teléfono por si llamas a deshoras, de no comprobar si hay coches disponibles cerca de mi casa por si me echas tanto de menos que no puedes dormir sin un beso (o mil, o tres mil; los que sean), de no pensar en canciones para cantarte. No conseguiré no abrirte las puertas de mi vida para que te pongas cómoda donde quieras. No podré no comprarte flores, ni tener el baño impoluto antes de que vengas, ni cocinar algo que luego puedas llevarte a casa. Y todo esto sin saber quién eres realmente, quién vive dentro de ti o el tamaño real de tus fantasmas. Quizás no te quiero a ti, sino a la idea que tengo de querer a alguien como tú. Y llevo ya demasiados días atrapado en este bucle y necesito que alguien me señale la salida.
Y, a pesar de todo, sigo pensando en que volverás. Sigo pensando en que no puedes ir por ahí haciendo como que no has visto el relámpago. Por eso te espero. Porque a mi edad ya he aprendido a diferenciar una bengala de un faro.
Vaya tela, Pepo. Vaya tela ❤️🩹
"Love is the one thing we're capable of perceiving that transcends dimensions of time and space. Maybe we should trust that, even if we can't understand it."
Interstellar (2014)