Querida Raquel:
Ayer murió Raquel Pascual, cantante de Fromheadtotoe, uno de los grupos españoles que más me acompañaron en el escurridizo trámite de la post-adolescencia.
Hamburgo, 24 de agosto. 2023.
Querida Raquel:
Ayer por la tarde me enteré por Ricky Lavado y Jordi Bcore que ya no estás. La sorpresa fue doble porque tampoco sabía que estabas enferma. Cuando vi el mensaje en el teléfono y fui a comprobarlo a las redes de la discográfica, sentí un pinchazo en el corazón, de esos que se sienten cuando una parte de tu pasado se congela y no sabes si se va a derretir o se va a quedar ahí para siempre. Por eso he querido escribirte estas líneas: para que no te vayas del todo.
Si la memoria no me falla, tú y yo nos conocimos sólo una vez. Nos presentó Alfonso de Siroco una noche, después de un concierto en Madrid. Fue antes de que ficharas por Subterfuge, así que sería 1997 ó 1998. Reconozco que me diste miedo, con tu cabeza rapada, tus cejas afiladas y la ausencia casi absoluta de cualquier complemento femenino, tanto en tus gestos como en tu forma de estar en el mundo por entonces. No sé cuál fue la conversación, pero sé que te di una copia del <Done> Hardcore Paper, el fanzine de música que me tenía entretenido mientras pensaba en qué sería de mí cuando creciera. Conocía tu grupo porque estaba aburrido de leer maravillas de Divine (Bcore Disc, 1997) en catálogos de venta por correo y en los fanzines que nos llegaban de Barcelona, pero no os había escuchado nunca. Ya sabes que eran tiempos en los que si no tenías dinero o amigos con discos, las cosas tardaban en llegar. Hasta que un día, entiendo que no mucho después de que nos presentaran, lo pedí a BCore. No exagero si te digo que me obsesioné con él. Lo llevaba en el Discman a todas partes y hablaba de vosotros, de ti, a toda la gente que pensaba que podríais gustarles. Me convertí en un voluntario de tu música, de puerta a puerta, como un testigo de Jehová. Una de las cosas que justificaban mi fanatismo era saber que Aina tenían una canción llamada From Head To Toe y que vosotros habíais metido una versión de Uptight al final de Divine, sin acreditar. Había gente que decía que os habíais puesto el nombre por ese tema, pero yo sabía que no podía ser, que lo vuestro venía de antes. Años más tarde, con The Secret Society, grabé mi propia versión de Uptight.
Pasaron los meses y un día me enteré por un anuncio a todo color en el MondoSonoro que os habíais ido de Bcore, que habíais fichado por Subterfuge y que estabais a punto de sacar un nuevo disco. Tengo el recorte guardado en algún sitio en Madrid; créeme, era de esos. Debía de ser primavera de 1999, porque I’m the Fuel (Subterfuge, 1999) se convirtió en mi disco del verano. Uno que, por muchos motivos, acabó siendo de los mejores veranos de mi vida: llevaba unos meses saliendo con Carola –no hace ni una semana estuvo de visita en Hamburgo, con su marido y su hija–, me habían contratado en Dialogic Telecom en Bruselas para los meses de julio y agosto, y me sentía vivo y libre. Vivía en la Rue d’Ecosse, en la última planta de esta casa que ves abajo.
Me hubiera encantado haber podido contarte alguna vez en persona la cantidad de veces que, al salir de ese portal que se ve ahí, le daba al play y los primeros compases de Promise marcaban el inicio a mi jornada laboral: subía la calle andando hasta que se cruzaba con la Rue Jourdan, continuaba un trecho, giraba a la izquierda y bajaba las escaleras del Metro de Louise. No había tornos y esa demostración de civismo me volvía loco. Tampoco había móviles ni redes sociales ni sabíamos qué hacían nuestros amigos a cada rato. Tan sólo estábamos ahí, cada cual gestionando sus cosas como podía. Todavía se pagaba con pesetas y francos belgas. El disco duraba lo que duraba el trayecto en Metro hasta Zaventem, más las cuatro o cinco paradas en bus hasta la oficina. Todos los días igual. Todos, durante dos meses. Ese verano no hubo un grupo, ni tan siquiera As Friends Rust, que me gustara más.
Llegó el otoño y yo seguí con Carola, la carrera, la distribuidora y el fanzine. Todo discurría sin demasiada oposición. Vivía con mis padres a veinte kilómetros de Madrid y el trayecto en transporte público era la mejor excusa para seguir escuchando Fromheadtotoe. Un viernes me enteré por el Tentaciones que presentaríais el disco en El Sol en noviembre. Estaba entusiasmado. Un día de esa semana, al salir de francés, fui a Madrid Rock –o a FNAC, pueden ser las dos– y compré la entrada. Ya no recuerdo quién vino conmigo, pero ese concierto supuso el cierre de una etapa que empezó en la planta de abajo de Siroco y que te convirtió por unos meses en mi persona favorita de la música española. Me llevé el repertorio de recuerdo, lo acabo de escanear para ilustrar este texto.
Después de ese concierto, nada. Me sacié. Es algo que me pasa mucho con todo lo que consumo de manera compulsiva. Transcurrió mucho tiempo hasta que volví a escucharos y ni tan siquiera compré vuestro disco del año siguiente, que acabó siendo el último. Lo tengo porque se lo pedí a Carlos Subterfuge, que me lo regaló en la época que nos cambiábamos discos. Tampoco te seguí en tus siguientes proyectos. Supongo que crecimos en distintas direcciones, pero siempre te recordé con cariño. De hecho, cuando surgió Discogs y todos corríamos como idiotas a completar colecciones, una de mis primeras compras fueron los EPs Insight (Bcore, 1996) y Bomb (Bcore, 1997), a los que no había llegado a tiempo en su día.
No sé cómo acabar esta carta, Raquel, pero no quiero dejar de darte las gracias. Ayer volví a escuchar Divine y I’m the Fuel, en este orden, mientras mis hijas estaban en la Kita. Regresé a esos estribillos que buscaban una nueva altura, a tu voz tan presente, a tu dicción extraña. Volví a acordarme de amigos a los que ya no veo, de Bruselas, de las noches en La Vaca Austera y de un Madrid a finales de los noventa donde pasaban cosas increíbles. Ojalá no te hayas ido con la sensación de que no serviste para nada, porque no es verdad: a mí me hiciste la vida mejor y estoy convencido de que hay muchos más que piensan como yo.
Descansa.
Un beso,
P
🤍 gracias por compartirlo.