'Expediente Netanyahu', el documental que expone a Benjamin Netanyahu
Filmin ha estrenado "The Bibi Files" (ese es el título original) con la hot take no muy trabajada pero efectiva de: "El documental que Netanyahu no quiere que veas". Por supuesto, lo he visto.
Antes de nada: este documental no intenta reescribir lo que está ocurriendo en Palestina para que dejes de pensar que se trata de un genocidio. Muy al contrario, lo que busca Expediente Netanyahu es explicar los motivos políticos y personales que han llevado a Netanyahu a convertirse en el criminal que hoy es, con la inestimable ayuda de su mujer Sara y la connivencia necesaria de Europa, Rusia y Estados Unidos.
A veces conviene usar el tiempo de ocio para tratar de entender el mundo. Este ejercicio, por desgracia, implica enfadarse. El visionado de Expediente Netanyahu no te deja ileso, sobre todo en este momento de la actualidad donde parece que se a naturalizado, al menos a nivel informativo, el genocidio que se está llevando a cabo en Palestina por parte de Israel.
Como ocurre con cualquier hecho histórico relevante, la chispa que prende la llama es mucho más azarosa de lo que se cree. Trataré de no convertir este post en un espóiler (y aprovecho para estrenar esta palabra que ha sido admitida, deletreada tal y como la he escrito, hace apenas cinco días por la RAE en el Diccionario de la Lengua Española), aunque te recomiendo dejar de leer aquí si quieres ver el documental sin saber nada de lo que te vas a encontrar en él.
La tesis.
Benjamin Netanyahu tuvo una relación extramatrimonial hace algunos años que fue descubierta de manera inusual: una llamada anónima a la casa familiar de la que se hicieron eco los medios de comunicación. Avergonzado, Bibi pidió perdón en público a su tercera y actual esposa, Sara, con la que tiene dos hijos que también aparecen en el documental (uno de ellos, Yair, es un auténtico zumbado). La consecuencia de este affaire es, según indica de manera indirecta la directora Alexis Bloom, el origen del desastre monumental al que estamos asistiendo: un Netanyahu pillado y arrepentido se ve obligado a satisfacer las ansias de lujo y poder que desarrolla Sara y le lleva, en lugar de a apartarse de la política –que es lo todo el mundo imaginaba que ocurriría y sus amigos le recomendaron hacer– a continuar su carrera y a convertirse, por segunda vez en su vida, en presidente de Israel (lo fue de 1996 a 1999 y luego desde 2019 hasta el día de hoy). Agarrado por las pelotas en casa, implacable fuera de ella.
Este apetito de Sara Netanyahu por las cosas caras que recibía de magnates y diversas personalidades influyentes no pasó desapercibido para la policía hebrea, que abrió una investigación por fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos –en resumen: corrupción–. Es en el marco de esta investigación donde se sitúa, temporal y conceptualmente, The Bibi Files.
El personaje principal.
Pese a lo que pueda sugerir el título, el personaje a seguir en esta trama es Sara Netanyahu, a la que se describe como alcohólica, déspota e insaciable. Nadie habla bien de ella en las casi dos horas de metraje. La historia sería diferente si ella no existiera.
Los aliados terroristas.
El miedo de Benjamin Netanyahu a entrar en la cárcel por corrupción ha influido de manera directa en su forma de gobernar Israel tras las elecciones de 2022 (las terceras que gana después de las de 1996 y 2019), en las que su partido, Likud, necesitó del apoyo de la extrema derecha sionista para hacerse con la mayoría de la Knéset. Antes del 7 de octubre de 2023, Likud llevó al país contra las cuerdas al aprobar el 1 de julio de ese mismo año una reforma judicial sin precedentes, que impedía al Tribunal Supremo revisar decisiones gubernamentales aplicando el criterio de razonabilidad, una doctrina que permite establecer la constitucionalidad de una medida, con base en el estudio de si es razonable o no. Es decir: una ley que permitía a Netanyahu esquivar al Tribunal Supremo israelí. Es fuerte el tema. Cuando en enero de 2023 se conocieron las intenciones de Bibi, una parte de la sociedad civil israelí se echó a la calle y comenzó una oleada de protestas que ya es considerada como la más multitudinaria de la historia de Israel.
Y con esta situación se produjeron los atentados del 7 de octubre. Si Bibi hubiera abandonado su carrera política cuando fue imputado por corrupción y no se hubiera convertido en el primer presidente investigado en toda la historia de Israel, es lógico pensar que la alianza entre Likud y el Partido Sionista Religioso de Bezael Smotrich no se habría producido nunca. Obligado a satisfacer las peticiones de sus nuevos socios de gobierno, Netanyahu nombra Ministro de Finanzas a Smotrich y Ministro de Seguridad Nacional a Itamar Ben Gvir. Ojo, porque esto es importante: ambos políticos son los abanderados del supremacismo judío antiárabe y son los que están marcando el compás del genocidio en Gaza.
Bezael Smotrich.
Bezalel Smotrich nació el 27 de febrero de 1980 en el asentamiento de Haspin, en los Altos del Golán. Antes de dedicarse plenamente a la política, estudió derecho y trabajó como abogado.
Smotrich comenzó su carrera política como activista de derecha, defendiendo los derechos de los colonos israelíes en Cisjordania y oponiéndose al desmantelamiento de asentamientos judíos. Se unió a la Knéset (parlamento israelí) en 2015 como miembro del partido Hogar Judío. En 2021, lideró la alianza de partidos Sionismo Religioso, consolidándose como uno de los principales representantes de los sectores más religiosos y nacionalistas de Israel. Sus posturas incluyen la promoción de políticas que favorecen la expansión de asentamientos en territorios ocupados, oposición a un Estado palestino y medidas que algunos críticos califican de discriminatorias hacia las comunidades árabes y LGTBIQ+.
En 2005, Smotrich fue arrestado durante las protestas contra el plan de desconexión de Gaza, una iniciativa del entonces primer ministro Ariel Sharon para retirar los asentamientos judíos de la Franja de Gaza. Smotrich fue detenido bajo sospecha de planear actos de sabotaje para interrumpir la retirada, aunque nunca fue formalmente acusado. Su arresto reforzó su figura como un activista decidido a luchar contra cualquier concesión territorial.
A lo largo de su carrera, Smotrich ha sido objeto de controversia por declaraciones incendiarias y políticas divisivas. Ha expresado opiniones consideradas racistas y homófobas, y ha abogado por cambios legales que refuercen el carácter judío del Estado de Israel, en ocasiones a costa de los derechos de las minorías.
Itamar Ben Gvir.
Es un abogado y político israelí nacido en 1976, líder del partido ultranacionalista Otzma Yehudit (Poder Judío). Actualmente es Ministro de Seguridad Nacional de Israel, un cargo que asumió en diciembre de 2022 dentro del gobierno de coalición liderado por Benjamin Netanyahu. Es una figura polémica debido a su retórica extremista y su pasado como activista de la derecha radical. Antes de entrar en la política, trabajó como abogado especializado en defender a colonos y activistas judíos acusados de delitos contra palestinos o el Estado de Israel.
En su adolescencia, se unió al movimiento ultranacionalista Kach, fundado por el rabino Meir Kahane, considerado terrorista por Israel y Estados Unidos. Aunque el movimiento fue proscrito, Ben Gvir continuó promoviendo sus ideas.
En 1995, durante las tensiones previas al asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin, Ben Gvir apareció en televisión mostrando un emblema robado del automóvil de Rabin y diciendo: “Llegamos al auto de Rabin, llegaremos a él también” (esta imagen sale en el documental).
Ben Gvir ha defendido la deportación de ciudadanos árabes "desleales" a Israel y ha llamado a aumentar las medidas de seguridad contra los palestinos. Hasta hace unos años, tenía en su casa un retrato de Baruch Goldstein, el autor de la masacre de 1994 en la mezquita de Hebrón y ha sido acusado varias veces de fomentar el racismo contra los árabes, lo que ha generado críticas dentro y fuera de Israel.
¿Netanyahu creó Hamás?
La directora Alexis Bloom no lo dice, pero se entiende: hay una relación clara entre la situación judicial de Netanyahu y la deriva genocida de su gobierno, que ha aprovechado los atentados del 7 de octubre como cortina de humo para desviar la atención del juicio contra él que, dinalmente, ha comenzado esta semana. Sin embargo, Benjamin Netanyahu no creó Hamás. Existe, eso sí, un contexto histórico que ha llevado a algunos a afirmar que Israel, bajo gobiernos anteriores, indirectamente favoreció el surgimiento de Hamás en sus primeras etapas.
Hamás fue fundado en 1987, durante la Primera Intifada, como una organización palestina islamista y una rama de los Hermanos Musulmanes en Gaza. Su objetivo principal desde el principio ha sido la lucha contra la ocupación israelí y la creación de un estado islámico palestino. La organización surgió en oposición a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Yasser Arafat, que era secular y nacionalista.
En las décadas de 1970 y 1980, Israel adoptó políticas que muchos consideran contribuyeron al crecimiento de Hamás. Estas políticas incluyeron:
Apoyo indirecto a los Hermanos Musulmanes: durante los años 70 y principios de los 80, Israel consideraba a los movimientos islamistas menos peligrosos que los nacionalistas palestinos, como la OLP. Por ello, permitió que grupos asociados a los Hermanos Musulmanes, que luego darían origen a Hamás, operaran con relativa libertad en Gaza. En este sentido se permitieron instituciones caritativas, religiosas y sociales asociadas a los islamistas, como mezquitas, escuelas y clínicas.
Debilitar a la OLP: Israel veía a la OLP como el principal enemigo y una amenaza directa a su existencia. Al no actuar enérgicamente contra los islamistas en sus inicios, el gobierno israelí favoreció indirectamente el crecimiento de una alternativa a la OLP.
El papel de Netanyahu en todo esto.
Benjamin Netanyahu no tuvo un papel directo en este contexto histórico porque en los años 70 y 80 no estaba en una posición de poder significativa en Israel. Su carrera política despegó en los años 90. Sin embargo, Bibi ha sido criticado por permitir transferencias de dinero de Qatar a Gaza, supuestamente para aliviar la crisis humanitaria, lo que algunos ven como una forma indirecta de mantener a Hamás como el poder dominante en Gaza, debilitando a sus rivales políticos palestinos, como Fatah. Y esto también se cuenta en el documental.
Gracias por la recomendación, Pepo. Abrazo va!