Escritura automática #1
Lo que pienso mientras escucho el disco: THE MESSTHETICS & JAMES BRANDON LEWIS: s/t (Impulse! Records, 2024).
Escritura automática es una sección donde vuelco todas las ideas que me vienen a la cabeza mientras escucho un disco. Sólo escucho discos que me gustan, de modo que estos textos no pretenden ser, en ningún caso, una reseña o una crítica a ningún trabajo artístico. Muy al contrario, utilizo la música que encierran como disparador de pensamientos a los que no accedería de otra manera. Se trata de pasar un rato escribiendo a la vez que escucho música, como actividad creativa más que pasiva. Nunca sé qué es lo que va a salir de aquí pero no tengo miedo a nada. Escribir es la forma más sencilla de escapar.
CONTEXTO: Compré este disco el pasado sábado (Sábado de Pascua, 30 de marzo de 2024) en Zardoz Records, Hamburgo. Es una de las mejores tiendas de discos que conozco y donde trabaja mi amigo Klas. Me hacen descuento el cien por cien de las veces. Este es el lugar y el momento desde el que comienzo a escribir.
CARA A.
L’Orso. Si me hubieran dicho alguna vez que Brendan Canty y Joe Lally, batería y bajista de Fugazi, iban a acabar editando un disco de jazz en el sello más importante de la historia del género, que fue casa de los mejores trabajos de John Coltrane, nunca lo hubiera creído. Está la calle vacía y llueve, pero los días son mucho más largos y ya ha pasado lo peor del invierno. Apenas hay coches aparcados porque la gente está estirando los días de Pascua. El sábado fuimos, como cada año, a la granja de la familia de Sönke, el marido de mi hermana, para asistir al tradicional Osterfeuer.
Emergence. El Osterfeuer o “Fuego de Pascua” –traducido del alemán–, consiste en hacer la hoguera más grande posible. He asistido ya cinco o seis veces y me sigue sorprendiendo ese tesón competitivo por hacer algo más grande que el año anterior. Algún día vamos a salir todos ardiendo. Esta vez las llamas alcanzaron una altura de un tercer piso. Si crees que miento, mira esta foto
That Thang. Vi salir dos ratas de entre las ramas. No a la vez, en diferentes momentos. Dos ratas como dos gatos de grandes. Supongo que se corrió la voz entre los bichos que pensaron que habían encontrado una nueva casa y cada uno tiró por donde pudo. Cinco adolescentes intentando prender la madeja de madera seca y aún así tardaron la de dios en que aquello agarrara.
Three Sisters. Cielos, cómo empieza esta canción; qué maravilla, qué elegancia. No conocía de nada al saxofonista James Brandon Lewis, pero veo en los créditos que aparece por cortesía de Anti- Records, así que es probable que tenga algún disco donde aparezca. Luego lo miro. Todos los años hay accidentes con los fuegos de pascua de los cojones, supongo que por esa obsesión por hacerlos gigantes. He leído que tres chavales se quemaron en Beckedorf (cerca de Hannover) y que están vivos de milagro.
Boatly. Joder, esta canción también. Pero qué barbaridad. Qué cosa más bonita cómo empieza. Y qué bien grabado está esto. Ojalá estuvieras aquí para escucharlo juntos sin hacer nada más. Mirando a la ventana y pensando en lo que fuera. 27 pavos he pagado por el disco. Lo voy a escuchar tanto que los vecinos de enfrente me van a mandar a Deseskucha para que pare. He visto un rato de 100% Fresh, el especial de comedia que sacó Adam Sandler en 2018, y no tengo ganas de seguir viéndolo para que no se acabe. Igual que esta canción, que no quiero que termine. Está apretando la lluvia. No sé si era necesaria esa coda, pero hemos venido a jugar y está todo bien. Brendan tiene 58 años. Es fuerte la cosa. Brendan 58 y Joe Lally 60. El bajista de Fugazi tiene 60 años. A veces pensamos que nuestros héroes no envejecen y creo que es bonito pensar así. De algún modo nuestra mente los embalsama para que jamás se muevan de ahí, para que no pierdan su poder. Tengo un tema con la edad. No con la mía, a mí la mía me da igual (en ambos sentidos). A mí me obsesiona saber que Springsteen escribió Born To Run con 25 años. Un disco que encierra todos los estados de ánimo de todas las etapas de la vida de una persona, compuesto por un crío de 25 años.
CARA B.
The Time Is The Place. Compré mi entrada para Bonnie Prince Billy, que toca en octubre en el Kampnagel. Esa misma semana le veré a él y a Tindersticks en el mismo lugar. Intenté comprar las mismas butacas por aquello de sentirme como en casa, pero estaban ya pilladas. Visto como cuando tenía 22 años y mis gustos me han ido acompañando hasta los 45. Un día Lupe me dijo que admiraba de mí el poco miedo que tenía a seguir investigando, a seguir abriendo puertas. Jamás me he visto así, pero tiene razón. Siento un placer particular en ir bajando escalones hacia la oscuridad, a veces con la seguridad de que voy a tener que dar media vuelta y volver por otro camino. Vaya punteíto, amigo Anthony Pirog: a lo mejor te lo podías haber ahorrado. “Si sale bien, pues bien; si sale mal, pues también”. Me encanta esa barra de Muchomu. La repito muchas veces cuando voy camino del metro y huele a bretzel recién salido del horno y camiones descargan los asquerosos tronchos de kebab a estrenar, que parecen conos de restos humanos. Lo pienso y me dan arcadas. Son tan pesados que un hombre solo no puede con ellos.
Railroad Tracks Home. Hoy me cortaron internet durante toda la mañana. Otra canción que empieza increíble. Este disco puede que sea el que tenga mejor empiece de canciones que yo recuerde. Cómo me gustan las composiciones a dos acordes, con frecuencia uno de ellos menor, que crean una especie de túnel melódico donde descansar un rato. Bajo y saxofón doblando la melodía. Lo juegan bien. El otro día pensaba en la de cosas que tiene la gente en sus casas y en todo lo que he ido quitándome yo. ¿Ha habido aquí un corte o es el vinilo que salta? Es el vinilo, ok. El bajo se escucha tan bien que voy a empezar a darme cabezazos contra el sofá. Ahora que voy de productor por haberme comprado un puto Tascam de cuatro pistas del año de la tana, me creo con derecho a creer que sé cómo se consigue ese sonido cuando en realidad no sé diferenciar un piano de pared de un piano eléctrico si está bien mezclado. Pero vaya sonido. Y el de la batería. Con el cambio de hora ya no sé qué hora es en Buenos Aires. Ni en Washington DC. Tenía planes este verano de ir a Washington a ver a mi amiga Natalia y a su familia, pero no sé cómo ha quedado eso. Tengo una pila de cosas que hacer. Por un lado creo que está bien tener siempre algo que hacer y por otro creo que es una trampa. Creo que deberíamos no tener nada que hacer. Creo que deberíamos poder sentarnos un rato al día a no hacer nada, a no pensar nada. Joder, pavo, no lleves a tu bebé en la sillita de la bici ahora, que está diluviando. Los alemanes son la hostia: desde que aceptaran el Plan Marshall no han vuelto a adaptarse a nada más. No saben improvisar. Estoy intentando ensayar un día de esta semana con Klas y me dice que es muy last minute. En serio. Oye, tremenda canción.
Asthenia. Ahora doblan melodías guitarra y saxo. Todo suave. Creo que decía que no sé por qué la gente tiene tantas cosas en su casa. Por circunstancias, el año pasado tuve que ir a muchas casas de mucha gente desconocida aquí en Hamburgo y todo esto del minimalismo nórdico es mentira. De hecho, sólo aplica a los ricos. Sólo en las casas con mucho dinero encuentras minimalismo. Que es, en sí mismo, una contradicción.
Fourth Wall. Se acelera esto. La gente con menos recursos tiende a acumular cosas por si acaso. La gente con dinero puede prescindir de mucho porque siempre podrán acceder a ello si lo necesitan. O quizás tengan trasteros. Aquí hay mucho trastero y mucho refugio de guerra, todavía. Si paseas por las calles cerca del lago grande, verás salones kilométricos sin apenas muebles o con una o dos plantas gigantes y algún cuadro de arte moderno que nunca sabrás qué precio tiene. Estoy atravesando una fase ultra práctica: sólo intento tener lo que necesito. No te creas, requiere su reflexión. El otro día compré diez Pilot negros y 10 Pilot rojos y apunté la fecha de compra para saber cuánto me duran. Hago lo mismo con el perfume, el detergente, las pastillas del lavaplatos: siempre apunto con Edding negro la fecha en la que lo compré para saber cuánto me duran los recursos. Tengo lápices que han hecho seis mudanzas. No estoy exagerando. Tengo lápices que han aumentado su valor sólo porque he tenido que llevarlos seis veces de una casa a otra. También es verdad que puede que no necesite medio centenar de lapiceros del mismo modelo, pero es tarde para deshacerme de ellos. De hecho, he desarrollado un apego innecesario que sólo me doy cuenta de que lo tengo cuando mis hijas me los agarran sin permiso y los encuentro tirados por su habitación cuando ya están dormidas. En lugar de dejarlos en su mesa, los recojo y los vuelvo a poner en la mía. Y así un día tras otro.
wow does remind me a lot of Fugazi and the john frusiciante style influence..thank you
what a fantastic find
https://www.youtube.com/watch?v=XO9jkruNd78
¡Mola! Muy refrescante esta escritura... y las fotos. La música. Máasssss...